CENTRO DE INVESTIGACIONES PARA LA PAZ
Paz Interior. La paz y el orden interior

 

Consultando la enciclopedia de pedagogía y psicología “Visual” encontramos el significado de la palabra:

Paz: este término encierra una primera y superficial referencia al mundo social, en el cual se considera la paz como “un bien, al cual hay que aspirar y que, consiste en la armonía entre las naciones o los distintos grupos sociales”.

No obstante, la acepción paz, posee un sentido más profundo, que mira, no sólo el aspecto social de la existencia humana, sino también, y principalmente, a su aspecto individual, a la vida interior, y que es también aplicable a las relaciones entre todas las cosas.

San Agustín define este concepto como tranquilidad del orden. De esta definición podemos inferir dos componentes de la paz: el orden y el sosiego, ambos necesarios para la realización de la paz. Es decir, la paz necesita un orden; exige una conveniente disposición de los elementos respecto al todo. Este orden no presupone sólo un orden estático sino también y sobre todo el orden dinámico, aquel en donde cada elemento ocupa su lugar y hace su oficio.

Abraham Maslow nombra la autorrealización como una de las necesidades básicas del hombre “lo que los humanos pueden ser, es lo que deben ser”. Por otro lado, Andrè Rochais, nos habla de la persona en orden, tomando este orden como algo dinámico que exige en la persona una determinación de llegar a ser ella misma. Esta determinación a la autorrealización tiene diferentes caminos para cada persona según sus características, historia, cultura.

En muchos casos se define la paz como ausencia de violencia. Esta definición es tomada desde una connotación social, desde las relaciones grupales. Es decir, desde el interior de una persona hacia otra u otras. No se hace desde el proceso interior de puesta en orden de la persona. Este proceso interior implica una cierta violencia hacia lo sentido por la persona.

El Diccionario de la Real Academia Española, en se 4º acepción nos dice que violento es “Lo que se hace contra el gusto de uno mismo, por ciertos respetos y consideraciones”. El progreso de una persona hacia la puesta en orden, dice Andrè Rochais, se hace muy lentamente, y a veces, al precio de un combate. ¿Qué quiere decir?: es fácil aparentar y no ser, acomodarse en el molde que nos ofrece la sociedad donde uno vive y pasar cómodamente inadvertido. En cambio, optar por la propia autorrealización, por ponerse en orden, por afirmarse en las diferencias propias, por abrir el camino propio, por crecer, es exigente, supone dolor, desprendimiento, renuncias. Supone violencia porque se hace contra el “gusto” de uno mismo, contra nuestras preferencias de “estar bien”, “seguros de no contrariar los otros que son importantes para uno”, contra lo supuestamente establecido como “normal o natural, obvio o lógico”. Esto establecido es lo que los demás esperan de uno o piensan de uno y lo que uno mismo espera que los demás vean y piensen de de uno. La decisión de puesta en orden, de ser sí mismo, de autorrealización, violenta la comodidad interna y rompe moldes preestablecidos que no son los propios y que ahogan el crecimiento hacia la autorrealización.

La construcción de la paz no es fácil, requiere de un orden interior y un conocimiento progresivo de las fuerzas interiores y de sus límites, de las cualidades y potencialidades y sobre todo, de quién soy y para qué soy, claves de la autorrealización.

Diseño: Ing. Jane García - VGM
Trabajo Donado al Centro de Investigación para la Paz.

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