Conducido por el Abogado Raúl Arce, siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional, Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman, Srta. Francisca Ortiz, Prof. Rubén Darío Borda, y Magíster Miguel Armando Garrido.
Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce
Temas: Mito.
El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autor de la voz: Pablo Duarte Hernández.
MITO
QUE SIGNIFICA: CUENTO, RELATO, DICHO, FÁBULA.
1.- Relato simbólico de inspiración religiosa cuyos personajes –dioses, héroes o humanos- representan fuerzas de la naturaleza o aspectos de la condición humana, y que trata de dar respuesta a los interrogantes más graves y profundos que pueda plantearse un grupo humano. (v.gr. LA COSMOGONÍA O NARCISO).
Esta respuesta puede ser de carácter orientador del hombre sobre el sentido de su existencia o la del cosmos –por lo que incumbe especialmente al ámbito religioso o sagrado –v.gr. LA CREACIÓN DEL MUNDO), o de carácter etiológico, es decir, del origen y las causas de las cosas –entrando así en el ámbito de la antropología, la cosmología o de la cultura- (v.gr. El mito de PERSÉFONE, explicación del origen de las estaciones).
2.- Relato poético que sirve para la explicación de una de una doctrina (v.gr. EL MITO DE LA CAVERNA de Platón).
3.- Representación idealizada o deformada de alguien o algo que se forja en la conciencia colectiva (v.gr. EL MITO DE LA SUPERIORIDAD DE LA RAZA ARIA).
MITO Y LOGOS
Con la expresión PASO DEL MITO AL LOGOS quiere explicarse el nacimiento de la Filosofía como la Evolución del Pensamiento Griego desde una visión irracional, simbólica y religiosa del Mundo, la vida y la condición humana (MITO) a una racionalidad (LOGOS) o explicación racional basada en el pensamiento especulativo a partir de la observación inteligente de la realidad y con una visión laica del cosmos y del ser humano.
La aparición de la racionalidad o logos, que determina la visión global de toda la realidad se considera sinónimo de la pérdida de vigencia del mito, de lo simbólico, de, incluso, lo utópico. De este modo MITO Y LOGOS serían conceptos opuestos.
El análisis de cualquier mitología nos muestra, por un lado, que el mito, lo simbólico, no es más que la antesala del concepto, de la abstracción, que el mito no es más que un producto cultural, expresión de la búsqueda constante de respuestas que reside en la propia esencia del espíritu humano.
Por otro lado, la evidencia de que la aparición del logos, la racionalidad, no provoca la desaparición del mito, sino su manifestación como vehículo ideal para la transmisión de valores, de modelos de comportamientos y de conductas, actitudes o situaciones deseables o rechazables, nos demuestra que en el mito hay una racionalidad alternativa que intenta ir más allá y que busca la Evolución y, en su caso, la superación de los valores , los hábitos sociales e individuales o, incluso, la racionalidad vigente. Entendido así, el mito pasa a ser la antesala de la consecución de nuevas concepciones de la realidad que nos ayudan a superar situaciones de conflicto de cualquier índole (v.gr. PROMETEO O EL MITO DE LAS EDADES DEL HOMBRE).
No obstante, es constatable históricamente que la mitificación de personas y de conceptos nos ofrece otro visión del mito como método frecuente, en todos las épocas, de creación de universos simbólicos que justifican situaciones y estructuras propiciatorias de conflictos, desigualdades e injusticias. Así, por ejemplo, la divinización de los emperadores romanos como justificación de su poder absoluto y, por ende, arbitrario (que, veinte siglos después, fue paradigma para los dictadores fascistas que provocaron la Segunda Guerra Mundial) o el mito del ESTADO DEL BIENESTAR que avala ciertas estructuras económicas y de mercado actuales que son tanto fuente de bienestar como de desigualdades e injusticia.
LOS UNIVERSOS SIMBÓLICOS O MITOLÓGICOS ESTÁN EN LOS CIMIENTOS DE TODA CULTURA Y CONCIENCIA COLECTIVA DE UNA SOCIEDAD
Y permanecen en el tiempo, gracias a la tradición, mucho más allá de la generación que los creó o para la que fueron creados. De ahí que muchos mitos, cuyo origen puede remontarse a tradiciones anteriores al año 3000 a.C., puedan sorprendernos hoy por su vigencia y su poder de sugerencia de una reflexión crítica sobre situaciones políticas, hábitos sociales, conflictos y todo aquello que configura la búsqueda de respuestas desde la libertad y la independencia no determinadas por una única racionalidad universal. Veámoslo a través de algunos ejemplos.
LA PAZ. En una Sociedad agotada por más de sesenta años de guerras civiles, los romanos del Siglo I a.C. comienzan a venera a la Diosa PAX, la Paz. Es la esperanza de llegar a conseguir una Paz que hiciera florecer todos aquellos valores que propiciaron el florecimiento de Roma, pero, también, que propiciara las situaciones que facilitan el desarrollo integral de una Sociedad y de cada persona que la compone. Así, el Altar de la Paz era uno de los más visitados por los romanos. Octavio Augusto simboliza esa esperanza y cuando, siendo ya emperador de Roma, consigue la Paz en su imperio, está llevará su nombre: PAX AUGUSTA.
Del mismo modo, hoy la Política y la Educación sitúan como una de sus prioridades la “Educación para la Paz”, medio imprescindible para crear en las generaciones que se están formando una Conciencia Ciudadana que sea garante de ausencia de graves conflictos o de la resolución de ellos desde el diálogo y la tolerancia. No cabe duda deque es por ello que, en cuanto en nuestra Sociedad se produce cualquier atentado contra la Paz Social, saltan los mecanismos colectivos que expresan ese mismo anhelo de Paz, expresado en las Sociedades más antiguas a través de sus mitos.
EL DESTINO. En la ILIADA de Homero se recoge una tradición que nos presenta a la Necesidad (ANANKE) o al Destino (MOIRA) como la más poderosa fuerza divina, superior incluso a los propios dioses inmortales, que, aun conociéndolo, no pueden evitarlo. Todo el cosmos está sometido a esta divinidad, con lo que incluso el Poder Absoluto (y también tiránico) del omnipotente Zeus, padre y soberano de dioses y hombres, esta sometido a lo inevitable. De este modo, el Destino iguala a todos, desde el más sencillo de los hombres hasta el todopoderoso Zeus.
Este Mito de la tradición griega más antigua es la muestra evidente de cómo en la Conciencia Colectiva de un pueblo, seguramente en la más profunda esencia de la Cultura Humana, expresada por medio de un Universo Simbólico, reside el rechazo a cualquier tipo de poder absoluto y tiránico –incluido el del temido –Zeus-. Ahí latía ya, antes incluso de que pudiera soñarse, el germen de la Democracia Griega, fundamentada en la igualdad, la libertad, y en el poder soberano del pueblo, como contrapuntos a cualquier poder monárquico absoluto y como única vía necesaria para la consecución de una Ética del Bien Común, expresado en la armonía social y la resolución de conflictos, que lleve a la Paz.
Pueden verse así hoy distintas manifestaciones de esta necesidad, por ejemplo, la emigración del Tercer Mundo hacia el Primero como fenómeno inevitable, y que no deberían evitar todos los gobiernos, por ser parte del destino compartido de la humanidad: un Tercer Mundo que, por justicia, busca compartir la opulencia del Primero y que, a cambio, sólo es aceptado en términos de fuerza productiva y/o demográfica para un Mundo cada día más envejecido y con cada vez mayores exigencias de producción, donde sólo reinan la marginación social, el racismo, la xenofobia, la pobreza, la explotación de los inmigrantes y en ocasiones, las que más, su supervivencia ilegal. Sólo admitiendo la inevitabilidad de estos movimientos de huida de la pobreza, podremos llegar a entrever la verdadera significación de este destino inevitablemente compartido, en un mundo con un solo pulso, con un sólo corazón donde, desde el reconocimiento de la diferencia, se diluyan definitivamente la escisión de dos mundos, ya fuere el primero o el tercero, el norte o el sur, el centro o la periferia. Únicamente en un mundo así, que no tenga por inquilino a la miseria, antes bien, la armonía, la esperanza y un horizonte de utopía en vías de permanente realización, podremos alcanzar un mundo en el que quepamos todos.
LAS EDADES DEL HOMBRE. Narra este mito las diferentes edades o razas de hombres que fueron surgiendo en la tierra a lo largo de la historia.
La primera edad fue la EDAD DE ORO: todos los hombres practicaban la lealtad y el bien sin necesidad de autoridad ni ley, pues la Justicia vivía entre los hombres; no era necesario el trabajo, pues la naturaleza, en una eterna primavera, producía automáticamente lo necesario para que el Ser Humano pudiera existir; reinaba la Paz y la ausencia de conflictos.
La segunda, la EDAD DE PLATA, sólo se diferencia de la primera en la necesidad de cultivar la tierra tras la aparición de las estaciones.
La tercera edad, la EDAD DE BRONCE, es de carácter más cruel y propicia los conflictos, pero no llega a ser criminal: la Justicia sigue viviendo entre los hombres.
La cuarta y última edad, la EDAD DE HIERRO, hace surgir todo tipo de crímenes: aparece el oro nocivo (las riquezas, el mercado) y el hierro nocivo, materia prima de las armas y, por ende, origen de las guerras: la Paz desaparece, la piedad yace vencida y la Justicia es la última divinidad que abandona la tierra.
Inevitablemente vemos reflejada en este Mito nuestra Sociedad Actual en la que conviven la Edad de Oro, como utopía mejor o peor entendida, y la Edad de Hierro.
La EDAD DE HIERRO no es otra que la Edad creada por la racionalidad del mercado actual, que bajo la promesa de UNA EDAD DE ORO Y PLATA, justifica todo tipo de política, de cálculos, incluida la guerra (HIERRO NOCIVO), como medio de conseguir el bienestar (¿de todos?). Pero, a cambio de una EDAD DE ORO “elitista” –que sume al Tercer y Cuarto en una EDAD DE HIERRO perpetua y conveniente-, se provoca la desaparición de la verdadera Justicia, síntoma claro de la EDAD DE HIERRO.
Sólo la Justicia verdadera, no determinada por la racionalidad económica, que busca, desde la lucha por lo justo, por la utopía de UNA EDAD DE ORO en la que reinen LA LEALTAD Y EL BIEN expresados en el respeto, la tolerancia de las diferencias, la búsqueda de la Paz y la Armonía de todos los hombres, se llegará a la superación de la EDAD DE HIERRO de la globalización económica y a la superación de los conflictos que nos hace soñar con aquella EDAD DE ORO que los griegos, seguramente sumidos en su propia EDAD DE HIERRO, también soñaron.
Véase también: Pax. Pax augusta. Religiones y Paz. Utopías de Paz.
“En la actualidad la Filosofía de la noviolencia, junto con otros pensamientos
-entre los que podemos destacar el DEMOCRÁTICO, pero también el de
otras muchas culturas- forma un patrimonio de reivindicación y acción de
realidades más pacíficas, un poder más justo y pacífico.
La NOVIOLENCIA tiene ante sí el desafío de convertirse a través de sus
posicionamientos públicos y políticos en un “Poder”, lo que a nosotros nos
gusta llamar “Empoderamiento Pacifista”: un PODER que tenga capacidad
para incidir en la toma de decisiones justas y pacíficas en todas las instancias
posibles de un Mundo cada vez más necesitado de estas orientaciones.
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”.