27 de Octubre de 2009 - 21 hs.
Tema: "Miedo"

Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman,  Srta. Francisca Ortiz,  Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Miedo

El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigida por el Dr. Mario López Martinez del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autor de la voz: Alberto Morales Moreno.

TENEMOS UNA IDEA INTUITIVA Y HASTA CIERTO PUNTO CORRECTA DE QUÉ ES EL MIEDO
Entre otras razones porque no es fácil topar con alguien que, en este o aquel momento de su existencia, haya escapado a su influjo perturbador.
Todos hemos sentido Miedo alguna vez, qué duda cabe. Aun así, abordar una definición de Miedo no es tarea ni tan fácil ni tan inmediata como pueda parecer. Hagamos si no la prueba y planteemos a alguien dicha cuestión. Pronto veremos su titubeo y cómo, de forma sistemática, recurre a un ejemplo clarificador en su intento por salir del trance.

EJEMPLO DE MIEDO
He aquí uno de esos posibles ejemplos: imaginemos que, absortos en nuestros pensamientos, vamos paseando por un apartado y solitario lugar escasamente iluminado; de repente, divisamos a otra persona que despierta nuestras sospechas, pues además de un rostro desafiante porta en su mano un arma de grandes dimensiones. ¿Qué ocurre entonces?, que sentiríamos miedo, sancionaría nuestro interlocutor. De acuerdo, pero seguimos casi como al principio, enredados en meras descripciones. Es entonces cuando los estudiosos del tema de las emociones en general y del Miedo en particular
-que aglutina a profesionales procedentes de campos del saber como la filosofía, la psicología, y la neurociencia- vienen en nuestra ayuda. Entremos pues en detalle.

PARA LA PSICOLOGÍA ACTUAL
El Miedo figura en un grupo de emociones que se denominan básicas (la tristeza y la alegría se adscriben a la misma categoría) y que FORMAN PARTE DEL ACERBO BIOLÓGICO AFECTIVO DE TODA LA ESPECIE HUMANA,  más allá de normas educativas, culturales o sociedades de origen.
Todas las personas sentimos miedo, aquí y en las antípodas, pues millones de años de Evolución nos han dotado con un sistema de respuestas y en estado emocional subjetivo –el Miedo- especialmente adaptados para hacer frente a aquellas situaciones que supongan una amenaza para nuestra integridad física. Sería totalmente ingenuo pensar que en una Sociedad cómoda y placentera como la nuestra –donde la probabilidad de caer en las fauces de un león es de hecho bien remota-, quedamos al margen de contingencias donde la vida corre peligro. Dado el caso –al percibir la posibilidad de ser agredidos, el perro furioso que nos ladra, la tormenta eléctrica que pende sobre nuestra cabeza, etc.-, la actividad mental evalúa la situación en una fracción de segundo y le adscribe la etiqueta de “peligro”; en esas circunstancias, la persona afectada puede reaccionar de acuerdo a las siguientes pautas:

  1. Quedar paralizados: la amenaza se encuentra a distancia suficiente como para no temer una confrontación inmediata; quizás convenga quedarse quieto y al acecho, en un intento por pasar desapercibido.
  2. Huir: hemos sido vistos y la amenaza se dirige hacia a nosotros; es preciso poner tierra de por medio y nada mejor que hacerlo echando a correr. En términos psicológicos, se entiende que la huida, o el escape, es la antesala de la evitación: ya procuraremos en un futuro dirigir nuestros paseos vespertinos hacia lugares más seguros.
  3. Enfrentamiento/ataque: es imposible escapar y la confrontación se hace inevitable; estamos siendo atacados y nuestra vida pende de un hilo.

Junto con estos repertorios de conducta, el Sistema Nervioso Simpático entra en funcionamiento, en un rápido intento por preparar al cuerpo para la acción: sube la presión arterial, el corazón se acelera, la adrenalina fluye por el torrente sanguíneo, sudamos copiosamente. Es en estas circunstancias cuando la persona experimenta ese estado emocional subjetivo que se conceptualiza con el nombre de Miedo.
 
Sabemos asimismo que la sensación de Miedo supone la integridad de ciertas estructuras cerebrales que conforma su sustrato neutral.
Ya a comienzos de la segunda mitad del Siglo pasado, detallados estudios llevados a cabo por neurocirujanos demostraron que la estimulación eléctrica de una región del cerebro conocida como la amígdala –inmersa en el interior del lóbulo temporal, su forma recuerda a la de una almendra, de ahí su nombre-, producía en los pacientes sensaciones que iban desde el Miedo hasta el terror, quines, extrañados, decían no comprender el porqué de su estado interno.
Estudios posteriores han confirmado que cuando los circuitos amigdalinos sufren algún daño –como resultado de enfermedades neurodegenerativas, traumatismos, tumores, crisis epilépticas continuadas, etc.- las emociones negativas quedan seriamente comprometidas, en especial el Miedo. A modo de ejemplo, podríamos mencionar el caso de una mujer con destrucción bilateral de la amígdala que era incapaz de reconocer un rostro expresivo de Miedo en otra persona, pero no así otras expresiones emocionales como las de alegría o desagrado.

Para terminar, se supone que la sensación de Miedo no es privativa de los seres humanos, ya que estaría presente en otras muchas especies animales, particularmente en los grandes monos antropomorfos. En cualquier caso, las respuestas comportamentales y fisiológicas que acabamos de describir son comunes a organismos tan dispares como erizos , ardillas y Seres Humanos, en concordancia con su antigua raíz filogenética.  

Véase también: Criminalidad. Intolerancia. Tortura. Violencia. Xenofobia.

                “El recurso final por el cual determinamos si una situación de conflicto
                  se regula, transforma o gestiona con violencia son las normas, los valores
                  que aporta cada cultura al respecto. Y, en consecuencia, estamos ante un
                  debate Antropológico y si queremos, Ontológico, en el cual habrá que
                  contextualizar, identificar –también en su caso evaluar- los presupuestos
                  Culturales en los cuales se inserta lo que pretendemos investigar.
                  Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”.

                                                      

  

                  

 

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Diseño: Ing. Jane García - VGM
Trabajo Donado al Centro de Investigación para la Paz.

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