30 de Septiembre de 2008 - 21 hs.
Tema: "Internacionalismo"

 

Conducido por el Abogado Raúl Arce,  siendo acompañado por los integrantes del Centro de Investigación para la Paz de la Facultad Regional Resistencia, Universidad Tecnológica Nacional,  Srta. Anabella Orcolla, Licenciada Eugenia Itatí Garay, Odontóloga Emy Arduña, Sr. Fredy Eiman,  Abogada Teresita Abelenda, Prof. Rubén Darío Borda,  y  Magíster  Miguel Armando Garrido.

Operador: Guillermo Aguilar
Selección Musical: Abogado Raúl Arce

Temas: Internacionalismo

El tema ha sido tratado siguiendo los lineamientos de la Enciclopedia de Paz y Conflictos, dirigido por el Dr. Mario López Martinez, del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, autor de la Voz: Jorge Hurtado Jordá.

¿QUÉ ENTENDEMOS POR INTERNACIONALISMO?
Internacionalismo es un término en desuso en las dos últimas décadas, engullido por la retórica y la realidad de la Globalización y de su reverso, la afirmación de los nacionalismos y de las identidades excluyentes.
En un sentido lato, en efecto, por Internacionalismo podía entenderse una Actitud Cultural y Política que tendía a promover Solidaridades Teóricas y Prácticas entre Individuos y Grupos Sociales por encima de las fronteras nacionales, en la suposición de que determinadas posiciones de mercado y condiciones sociales compartidas eran más relevantes, para el análisis y para la acción política , que las lealtades estatales/nacionales. En los hechos, sin embargo, las relaciones entre los Estados, las Naciones y/o los Grupos Étnicos y las clases han sido más complejas, desmintiendo, al menos parcialmente, el Internacionalismo de los primeros movimientos sociales en la segunda mitad del siglo XIX –“Trabajadores del Mundo, Uníos”- , que tuvo un carácter más ideológico que real.

MOVIMIENTOS SOCIALES Y MOVIMIENTOS NACIONALES
A lo largo del Siglo XIX surgieron, en efecto, dos variedades principales de sedicentes Movimientos Antisistémicos: los Movimientos Sociales y los Movimientos Nacionales.
Ambos diferían en la definición del problema al que pretendían enfrentarse y en las bases Sociales en las que se apoyaban.
Mientras que los MOVIMIENTOS SOCIALES definían la opresión en referencia a las relaciones de producción que vinculaban asimétricamente  a la burguesía y al proletariado, los MOVIMIENTOS NACIONALES la definían en términos de la que un grupo étnico/nacional ejercía sobre otro.
Ahora bien, durante el Siglo XIX ambos Movimientos percibieron que se hallaban en directa competencia recíproca por la lealtad de los Pueblos interpelados, aunque, con alguna frecuencia, hubo confluencia táctica. Es en el Siglo XX, sin embargo, cuando ambas retóricas (Socialismo y Liberación Nacional) confluyen en los Movimientos de Liberación Nacional, que conocerán un éxito sobresaliente después de 1945, en el período de la DESCOLONIZACIÓN.
Lo que ambos tipos de Movimientos, sin embargo compartían era la percepción de que la Estructura Política  clave del Mundo Moderno era el Estado, y que, en consecuencia, su Objetivo Primario tenía que ser la obtención del Poder del Estado.
Para el MOVIMIENTO SOCIAL, esto significa que, a pesar del Internacionalismo proclamado de su Ideología, las Organizaciones que se creasen para acceder al Poder en un Estado dado (partidos, sindicatos, asociaciones) debían tener una Estructura Nacional.
Y, de modo similar, para los MOVIMIENTOS NACIONALES, el Objetivo Primordial era acceder al Poder un Estado Particular, bien ya existente y administrado colonialmente, buen de nueva creación  por secesión o por fusión,  pero modelado a imagen de los existentes en el Sistema Interestatal.
La existencia de un Objetivo Común, la obtención del Poder del Estado, desembocó, de todos modos, en una profunda división sobre el modo de obtenerlo, ora a través del logro de mayorías electorales democráticas, ora a través de estrategias violentas e insurreccionales, normalmente conceptualizadas como REVOLUCIONES.
Ahora bien, en el caso de los MOVIMIENTOS SOCIALES, este debate feroz culminó, en el período que medió entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, en la existencia de dos Internacionales fuertemente antagónicas, la Segunda y la Tercera, que vehicularon el conflicto entre Socialdemocracia y  Comunismo, y cuyas diferencias ante la Guerra y el modo de afrontar el desafío de los totalitarismos fascistas se solidificaron tras 1945 con la emergencia de dos bloques formalmente antagónicos, el Primero y el Segundo Mundo, sin que el TERCER MUNDO significara inicialmente demasiado, ni para Washington ni para Moscú, hasta prácticamente la segunda mitad de los años cincuenta, el período POSTCOLONALISMO.

Con independencia, sin embargo, de la razones que justificaron las rupturas entre la Segunda y Tercera Internacional, y de las reticencias de ambas frente a los Movimientos de Liberación Nacional del Tercer Mundo, no es difícil percibir una correlación estrecha entre las Ideologías en liza y sus espacios de referencia.
Así, la Socialdemocracia en sentido estricto ha mostrado una mayor pujanza electoral y política  en el CENTRO de la Economía Capitalista, en sus enclaves más desarrollados.
El Comunismote la Tercera Internacional venció o tuvo influencia sólo en áreas SEMIPERIFÉRICAS O PERIFÉRICAS, concentradas Geográficamente  entre el Este de Europa y el Este y Sudeste de Asía. En el resto del Tercer Mundo, lo más frecuentemente fue el acceso al poder de MOVIMIENTOS NACIONALISTAS, aunque frecuentemente de inspiración Soviética, en la medida que la URSS abandonó, con la disolución de la Komintern/Kominform (la Internacional Comunista), toda veleidad revolucionaria a favor de una industrialización acelerada en las condiciones de un País Periférico, constituyéndose así en “Modelo” a seguir para muchos Países atrasados que recientemente habían accedido a la Independencia Política.

MOVIMIENTOS SOCIALDEMÓCRATAS, COMUNISTAS, Y DE
LIBERACIÓN NACIONAL.
Ahora bien, entre 1945 y 1960, las tres variedades de MOVIMIENTOS (SOCIALDEMÓCRATAS, COMUNISTAS, DE LIBERACIÓN NACIONAL) cosecharon éxitos notables desde el punto de vista de su Objetivo Primario, es decir, accedieron  al Poder Estatal en un buen número de Países.
Todo indica, sin embargo, que fracasaron estrepitosamente en lo que respecta al Objetivo último de tal logro, es decir, la transformación sustancial de las Estructuras Sociales Nacionales y Mundiales.
Así, pese a los éxitos de su edad de oro, la SOCIALDEMOCRACIA ha sido justamente acusada de connivencia y/o debilidad con el IMPERIALISMO, el MILITARISMO, el racismo y la explotación, así como de negligencia y arrogancia frente a los estratos inferiores del Sistema Mundial y sus problemas (subproletarios, minorías étnicas y raciales, mujeres), que nutrieron las bases de los Nuevos MOVIMIENTOS SOCIALES (Ecologismo, Pacifismo, Feminismo, Derechos de las Minorías).

Los REGÍMENES COMUNISTAS y los MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN NACIONAL han sido, por su parte, acusados de ineficiencia económica, de uso indiscriminado del terror Estatal en beneficio de una minoría, de masiva corrupción y de la conformación de nuevas jerarquías.

Es decir, en los hechos, las dos Internacionales de referencia tuvieron un comportamiento, conforme a sus autoproclamados principios, poco Internacionalistas. Desde los años ochenta, además, puede afirmarse que la Solidaridad de Clase y la Unidad Política de los Trabajadores –en los Centros, las Semiperiferias y las Periferias, y en sus relaciones recíprocas- están bajo mínimos Históricos, al tiempo que los Estados del antiguo Tercer Mundo, con la inclusión ahora del colapso Segundo Mundo, se han enzarzado en una inamistosa e intensa competencia, que prefigura una espiral descendente de las recompensas materiales y de las condiciones de trabajo de todos, y sin que dicha competencia haya frenado las tendencias a la polarización del Sistema ni afectado a los Monopolios (Tecnológicos, Financieros, de acceso a los Recursos Naturales, Mediáticos, de las Armas de Destrucción Masiva) de los viejos Centros.

COLAPSO DEL INTERNACIONALISMO
Los motivos de este Colapso del Internacionalismo son, así, Objeto hoy de un profundo debate, que desemboca más en el descontento que en la Esperanza, y que se traduce en la deslegitimación de las estructuras Estatales como Agencias Útiles para proporcionar un mayor grado de Libertad, de Igualdad y de Fraternidad, por causas tanto exógenas (las razones del Sistema Interestatal) como endógenas (las razones del Estado), y en el descrédito de los viejos Movimientos, de la vieja izquierda, en el mejor de los casos un mal menor más que portadora de un verdadero Proyecto de Cambio.
Es posible, sin embargo, que, más profundamente, la razón real del fracaso del Proyecto de la vieja izquierda y, hasta el presente al menos de la nueva (Pacifistas, verdes, feministas, defensores de los Derechos Humanos), sea que, con escasas y temporalmente limitadas excepciones, no han sido ni son, verdaderamente, Movimientos Antisistémicos Cosmopolitas, es decir, Movimientos que trasciendan las lealtades Nacionales, los credos particularistas y las entidades segmentadas.
La noción de un frente popular de elementos distintos, unidos sólo por el descontento frente al Sistema o a aspectos particulares del mismo, como las “Coaliciones Arco Iris”, parecen así abocadas al fracaso en ausencia de una visión común a favor de la ampliación de la Democracia, los Derechos Humanos, el Control Público del Capital y la Conciencia de una Destino Común. O dicho de otro modo, es posible que no sea posible un verdadero Movimiento Antisistémico Cosmopolita antes de que el Sistema entre en un declive agudo, patente en ingobernables catástrofes ecológicas, un desclasamiento masivo de las clases medias Mundiales, o un ruinoso Estado de Guerra, explícita o larvada, entre el Norte y el Sur. Entre tanto, ciertamente, puede que sólo sea posible intentar obtener ventajas parciales para los Grupos más desfavorecidos y pugnar por purgar los excesos de un Sistema para el que las crisis sucesivas no han sido el instrumento de un vigor siempre superior y renovado.
Véase también: Colonialismo, Descolonización, Nacionalismos, Neocolonialismo, Postcolonialismo.   

“….. hablamos de Paz cuando, en un proceso valorativo, pensamos que lo hacemos de la forma más armónica posible.            
Manual de Paz y Conflictos. Beatriz Molina Rueda y Francisco A. Muñoz.(eds.)”.

                                                      

 

 

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